sábado, 1 de abril de 2017

Deja que te dé un consejo

Estoy segura de que todos conocemos a alguien, una mujer concretamente,  que ha querido enrolarse en el barco de la maternidad.  O que simplemente se ha visto a bordo con el petate y el uniforme sin saber siquiera cómo ha llegado ahí, pero al contrario de lo que puede parecer o podemos pensar, quedarse embarazada no es una tarea fácil y muchas veces, muchas más de las que nos pensamos, esa mujer tiene que pasar por un largo proceso (bendita Seguridad Social) antes de ver un positivo en un predictor. Y creedme, no es fácil. No es fácil sonreír cuando llevas casi dos años persiguiéndolo y lo único que se le ocurre a la gente es decirte que lo mejor es intentar que llegue,  mientras guiñan un ojo y le dan con el codo a tu marido. Y tu tienes que reír el chiste, porque claro, se folla mucho. ¿Y qué hay mejor en el mundo que no sea follar? Pero la realidad tras la fachada es desesperanzadora, más que nada porque llega un momento en que cada regla es una decepción, una puñalada y una misma pregunta: ¿serviré? Porque te sientes inútil, inservible y asquerosa. Y no estoy diciendo que una mujer incapaz de procrear o que no tenga ese instinto lo sea, ojo, pero llega un punto en el que solo piensas en que qué cojones pintas si no eres capaz ni de quedarte preñada, cuando el mundo está lleno de embarazos de rebote. Y te deprimes, ves la felicidad en los demás, pasan los meses y a ti te sigue bajando la regla. Y ahora decidme si os parece gracioso el “pues nada, a seguir intentándolo jeje” *guiño *guiño *codazo *codazo.
Lo mejor de todo es cuando, en un intento de tranquilizarte y hacerte un bien, te dicen eso de “relájate, deja de preocuparte y no pienses en ello”. ¿En serio? Vamos a ver, ¿ni siquiera sé si yo misma estoy bien y no tengo que preocuparme? Porque eso sí, en la Seguridad Social te hacen lo necesario, pero desde que explicas tu problema hasta que te dan un diagnóstico a mí me pasaron 8 meses, para concluir que la causa de la infertilidad era desconocida. Yo me quedé con cara de gilipollas, así os lo cuento. Nosotros con la cara a cuadros y la ginecóloga mandándome a Vall d’Hebron a reproducción asistida con la frase más tranquilizadora que había oído hasta la fecha: “calma porque tenéis para años”. AÑOS. ¡Pues nada, a seguir intentándolo! *guiño *codazo y vamos a bajar por la ventana que el ascensor tarda en llegar. Esa noche lloré y me resigné a tener el primer hijo con 40. Al día siguiente me compré una copa menstrual. Y dejé de pensar en ello. La siguiente regla ya no fue una decepción, sino un reencuentro con una vieja amiga con la que te vas de “copichuelas”. Ha sido un chiste muy malo, horroroso, lo reconozco.

A donde quiero ir a parar ahora es a la razón que tiene la gente en general cuando te aconsejan que te relajes, sobretodo cuando es gente que ha pasado por lo mismo o puede entenderte (o por lo menos que ha planificado su embarazo). Pero por favor, ahorraos el “te lo dije”, porque si habéis pasado por lo mismo sabréis que es duro, y que es imposible no pensar en bebés todo el tiempo. Pero es cierto, no pensar en ello funciona. De hecho solo vi mi regla una vez después de que nos dijeran que teníamos para rato y, a veces, pienso que si antes nos hubieran dicho que no pasaba nada (aparentemente) con nosotros, antes habríamos tenido el positivo. Parece una chorrada, pero para estas cosas los nervios influyen mucho (todos conocemos miles de casos), pero a ver quién es el que los tiene de acero cuando ves que la cosa no cuaja.

Dejadme que os dé un consejo: cuando esa amiga, hermana, conocida os responda tímidamente que no, en vez de caer en tópicos mejor le dais un abrazo, o la cogéis del hombro y le preguntáis “¿y tú, te encuentras bien?”. Que lo mismo se echa a llorar, pero tener en cuenta los sentimientos de esa persona es un punto, lo mismo que no estar preguntando cada mes, que cuando esté embarazada os lo dirá; no hace falta ir haciendo el recordatorio, que bastante tiene.


Me he dejado el punto de “estás gorda”, pero eso ya para otra ocasión si un caso, porque al parecer todos los problemas del mundo vienen porque estás gorda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recuerda usar un lenguaje adecuado en tus comentarios. Gracias por participar!